La mayoría de los detenidos por cultivar cannabis no llegan a juicio
Los cuerpos policiales arrestan a 13 personas e imputan a otra por tener plantas de marihuana en sus propiedades en tan solo doce días
Un año más llega una época fuerte de recolección de la
marihuana. Dependiendo del tipo de cannabis cultivado y el modo de producción,
las fechas de las cosechas varían; sin embargo, septiembre y octubre suelen ser
los meses fuertes para recoger los frutos de una planta que, según el uso que
se le dé, puede ser legal o ilegal su posesión. Esa situación jurídica peculiar
anima a aquellos que buscan un sobresueldo. La Fiscalía ya advertía hace
dos años del aumento de esta práctica.
Los cuerpos policiales, pero en especial la Guardia Civil que
tiene la competencia de vigilar la seguridad de las zonas rurales, activan a
finales de agosto y durante este mes operativos específicos para detectar
plantaciones. Saben que en estas fechas las plantas que se cultivan en el
exterior están listas para la recolección y, dependiendo de la variedad,
adquieren un tamaño importante, resultando a veces visibles desde el exterior
de las parcelas.
Los datos policiales evidencian una proliferación de estos
cultivos caseros. En los doce primeros días de septiembre 13 personas han sido
arrestadas y otra imputada en la provincia. La mayoría de las detenciones han
sido efectuadas por la
Benemérita: 5 por componentes de la Comandancia de Cádiz y
8 por agentes de la demarcación del Campo de Gibraltar. La última se conocía
ayer. Agentes del puesto de Guadiaro apresaban a un individuo que había
instalado un invernadero en el interior de su casa. En total le requisaron 20
plantas.
Sin embargo, este goteo de detenciones a pequeños
cultivadores de cannabis se queda en nada cuando llega la hora del
procesamiento. Como reconocía ayer la fiscal delegada Antidroga de Cádiz, Ana
Villagómez, consultada por LA VOZ:
«La mayoría de los casos no llegan a juicio. Son asuntos donde constan pocas
plantas y no se puede probar que es para vender a terceros. Por eso no
presentamos acusación».
La ley permite el cultivo para el autoconsumo, de ahí que
funcionen sin problemas comercios dedicados a la venta de semillas y productos
específicos para su plantación y cuidado. El delito se comete cuando lo
recolectado tiene como destino el tráfico de drogas.
La frontera de lo legal y lo ilícito no siempre está clara,
a tenor de las numerosas detenciones que llegado el mes de septiembre se
producen en los últimos años y los pocos casos que llegan a juicio. Villagómez
reconoce que no hay un número de plantas definido por jurisprudencia a partir
del cual se entiende que es delito. Entre otros aspectos porque de una planta
se considera marihuana y por tanto sustancia estupefaciente «un 20%» de su peso
total. «Debe ser una cantidad importante pero se necesitan otros indicios
complementarios como herramientas para preparar la droga para el cliente
(envases, báscula...); que la persona investigada haga contactos con terceros
para distribuir la sustancia...». Un conjunto de pruebas que en muchos casos no
se obtienen, de ahí los archivos masivos de estos casos.
De los pocos precedentes que hay de juicios contra
cultivadores de cannabis, el último fue sentenciado en marzo de este año a 18
meses de cárcel -una pena eludible si no se tienen antecedentes- tras
requisarle 56 plantas. El procesado alegó que es consumidor habitual.
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